miércoles, 10 de noviembre de 2010

Y se descargó, nomás.

Amigos, seguidores, y demases etcéteras, como verán, parece que el carro se pone en movimiento. Una de las personas que me ayudó a que ello pase, es mi amiga la Pelu, quien, además de decirme "me colgué 4 horas leyendo el blog", hace con el tecladito cosas muy interesantes, una de las cuales voy a postear, con su visto bueno. Mirenlon y después me cuentan:

vamos a decir la verdad .



uno se vive quejando de las cosas que le tocan vivir -personalmente, he estado quejándome hace ya largo rato, y la verdad es que estoy un poco cansada -pero cansada de Saber que las cosas en la vida son fáciles (como diría un Buen amigo mío) y que uno las complica simplemente porque acaba de hacer zapping y lo único que encontró fue la repetición del programa de la Canosa; ni un los simpsons, un friends, una narda lepes, un aaaalgo señora! y claro.. qué te queda?

quejarte.

porque es fácil, es rápido de hacer y porque es Gratis -aaa sisi, yo soy la que despotrico contra mil y una "gentess" (si es que se merecen que las llame así) que al fin y al cabo, sólo tratan de vivir su vida -y lástima por esa "gente" que encontró esa manera de hacerlo.. si yo les tuviese un poquititito de compasión les diría y OJO que yo tampoco soy la que hace todo bien eh, pero aaalgo creo saber.

pero vamos a arrancar por otro lado -lo que sé que no sé es lo siguiente:

YO no sé tocar el bajo - no sé cómo programar una computadora -no sé cantar -no sé afinar una viola -no sé ni cambiarles las cuerdas a una viola -no sé pintarme las uñas bien -NO SE UN TEMA ENTERO de los doors (pero tampoco me importa saberlos) -no sé cuando parar -no sé enojarme mucho con los que quiero -no sé dejar de fumar -no sé cuál es el límite si estoy tomando alcohol -no sé decirle a mis hermanos que los quiero (pero los quiero) -no sé decir qué es lo que sinceramente quiero -y ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto.

aaaa, pero algo creo saber - y lo que sé que sé es mucho más lindo todavía..

SÉ que cuando amo a alguien, simplemente LO AMO -sé que muchas veces las cosas en la vida salen de una manera distinta, que no es mala, es lo que no esperábamos.. y ahora, vos que estás leyendo, ponete a pensar en esto.. si no se te hubiese salido la cadena de la bici no te enamorabas del bicicletero; si no te quedabas sin cigarrillos, no lo ibas a ver mientras ibas para el kiosco; si no le decías a tu amiga que sí, que bueno, que salgamos, te ibas a arrepentir porque justo ese día el tipo cayó en el lugar en que vos estabas.. si no hubiesen pasado esas cosas que NO esperábamos, no estaríamos viviendo esto que estamos viviendo.

y entonces Sé que si yo no me hubiese ido de Castlebar muy enojada una noche de fin de año, despotricando a diestra y siniestra contra alguien que (lamentablemente para él) vive por vivir, no hubiese conocido al amor de mi vida - sé que si yo no daba el primer paso no iba a pasar nada (por lo menos ese día, porque anda a escaparte vos del destino, che), y sé que desde hace dos años me convertí en la persona que quiero ser el resto de mi vida - ojo que hay que hacer unos retoques, pero yo diría que este borrador que soy ahora casi casi que está listo para pasarlo en blanco.

sé que por él (mayormente, no se me pongan celosos) conocí muchas personas que quiero muchísimo, y otras que mejor las dejamos ahí en donde están, con la vida vacía que eligen vivir - sé que me enojé tanto cuando me pasó todo que me olvidé de ver la luz, me olvidé de ustedes, me olvidé que me querían ver bien, me olvidé que soy una buena persona (en el fondo si, eh) me olvidé de la razón y el entendimiento.. me olvidé que la gente es gente, carajo! y se equivoca, porque esto es lo que vinimos a hacer a esta vida -venimos a equivocarnos, pero fundamentalmente venimos a aprender.

y qué es lo que aprendí? estarás preguntandote ahora.. aprendí que amar está bien, que entregarse está bien, que confiar está bien, que DAR ESTÁ BIEN - aunque en la cancha, los pingos se peguen la media vuelta y no te demuestren nada, y vos creas que se te quebró el mundo en veintitrés pedazos y que nunca más los vas a juntar, no importa, porque diste, y amaste - y cuando esa persona se de cuenta, lo va a agradecer- porque es lindo amar, pero más lindo es sentirse amado - y uno tiene que tratar de transmitirle al otro las cosas lindas que están pasando -yo lo hice. a mi manera eh, con mis idas y vueltas, mis enojos y mis errores, mis lágrimas y mis caprichos -

pero así como amar está bien, dejar ir es fundamental - dejar ir es la prueba de amor que en este momento es la que a mi me toca.. dejar Ser.

y me duele en el alma, y me parte en veintitrés, sí -pero bueno viejo, cuando uno ama, uno respeta -

pero lo que no voy a tolerar nunca, pero nunca, aunque haya que aprender a tolerar a los demás, es la falta de Huevos -porque eso es lo que te impide Ser -entonces de nada vale el dejar ir si el otro no tiene los huevos para hacer lo que hay que hacer - y qué hay que hacer?

VIVIR! Y AMAR! hay que tener los huevos para quedarse con la persona que uno ama, y aprender a vivir con ella, si es lo que uno realmente quiere -hay que tener los huevos para decir hay que hacer lo que nos gusta, hay que estar con los que queremos, y hay que ponerle huevo a la vida.. sino terminamos siendo la pobre infeliz que no sabe hacer otra cosa que ser la tercera (y que seguramente eso es lo que va a seguir siendo toda su vida), el pobre pibe que no está con la persona que ama porque no es lo correcto, la pobre boluda que perdona y perdona y nunca se planta y dice Baaaaasta.. el pobre, pobrecito, que pone excusas para no abrirse, para no entregarse -el que dice que se va y sabe que no se va a ir, entonces se escuda..

y no te diste cuenta, y la vida se pasó -y no pusiste huevos.

por qué? PORQUE TE VIVIS QUEJANDO, POR ESO!!






qealgomejortieneqehaber


A Leandro Melo le gusta eso

Aquellos tiempos


"Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo" J.L.B.

El tiempo y yo no nos estamos llevando todo lo bien que quisiera.
Me parece que se burla de mí, cuando logro al fin reunirme con vos, y esos instantes pasan muy rápido. Tanto que una cena termina y casi no hemos saboreado el placer de una discusión, no llegamos a olisquear siquiera el aroma de un café compartido, no se pudo hacer la pantomima de "no se te ocurra pagar", que ya estamos despidiéndonos.

Y cada minuto de cada hora, se hace eterno, intentando la nueva manera de verte. Así, se pasa volando un recital porque mi lucidez se concentra en cómo contarte y dónde incluirte para la próxima, y las canciones que escucho con media oreja, se vuelan pensando si serán de tu agrado, o por el contrario, si no te va a gustar.
O buscar en las carteleras los shows a los que te invitaría, y que esa distancia entre el hoy y esos shows sea marcada como lo harían los presos.

La última vez que hablé con vos se transforma en importante para no vaciar el stock de paciencia, y entonces pienso cuál puede ser un buen momento para retomar la charla, aunque a mi ánimo le parece estar pagando una factura de movistar, claro y personal al mismo tiempo, en concepto de comunicación no efectuada, empezando desde que corto y corriendo hasta un tiempo que ya considero prudente (pero que es larguísimo).

No saber nada de vos estira mis días al límite de lo tolerable, y cuando ya me digo que está bien, que no es cuestión de producirme una úlcera de paciencia, busco tu respuesta en un mensaje, en el chat, en algún lado, para seguir tomando impulso, para seguir "manejando el tiempo".

Se ve que no se toma muy bien, el tiempo, que no le agradezca que siga corriendo, y que sólo piense que todo ese hueco que arranca bien temprano y termina allá a las perdidas, sea el tiempo de no verte, y que haga todo lo que sé y todo lo que se me ocurre para pasarlo, porque es sólo eso, el tiempo en que no estás.

Qué culpa tengo yo de que seis minutos de msn a la semana sean todo el tiempo que te tuve conmigo, y que claramente le ganan en intensidad a los 6 días 23 horas 54 minutos en los que quemé mi cerebro buscando cómo verte sin que me tengas que ver, tratando de que me escuches entre el ruido.

Se nota que a Cronos no le cae bien que sea tan injusto con la mayor parte de mi vida, y que sea tan descarado el favoritismo hacia el lado de la pizarra en que coloco el tiempo con vos, en desmedro de esa barrabrava de horas días meses años, que son el tiempo en que no estás, o, como yo lo llamo con todo el cariño que puedo, el tiempo para que estés.

Ya no le creo a la lógica, y tampoco a los relojes; pero sé que no soy un caso perdido. Conozco someramente a un ciego que considera el tiempo casi de la misma manera que yo lo siento; a ése, si lo vendiera, tal vez le compraría un rolex.


I don´t wanna rock, DJ...


Sentado en el borde de su cama, Kirk negaba una y otra vez con la cabeza, desmintiendo el aire. Resoplando a la nada. No entendía muchas de las cosas que habían pasado en esa casa la noche anterior. Creía recordar que en el deck que enfrentaba al mar, a una hora ya no reconocible pero entre las 2 y las 5, Patty se destacaba entre el coro de borrachas que intentaban atacar un tema de Gladys Knight and The Pimps, con una coreografía de dudoso gusto en la versión sobria y original, y directamente obscena y tóxica a esas horas. Patty no era de las más heridas por el vino, pues no era de su agrado, pero tampoco había llegado impoluta al karaoke fatal, y su voz hecha jirones devolvía a la pista la habitual falta de entusiasmo por todo lo que fuera juerga grupal, aunque era evidente que una fuerza extraña la obligaba a no soltar el micrófono, y a mover sus brazos como imitando el andar de una locomotora.

A la hora del baile, las parejas establecidas durante la fiesta intentaron disimular todo rastro de enajenación, algunos bailando con entusiasmo, otros, todo lo contrario (tal vez cada uno buscaba el opuesto de lo que el alcohol le dictaba); los amigos de Kirk no notaron su desaparición, y tampoco, a pesar del alivio que representaba la falta de cantantes, la de Paty, que buscaba frente al océano la compañía que no había encontrado, o que creía no merecer.

Como solía pasar, y ambos lo sabían, podía huir de todos menos de Kirk, y precisamente él la alcanzó esforzándose por caminar derecho, avanzar entre la arena, no desparramar la misma sobre el sweater de Emile (ese francés sabía comprar ropa, joder) y no sobresaltar el notablemente turbado talante de la morocha.
Ella lo vio llegar, le dijo que estaba bien, que no se preocupara en disimular que había corrido, que de todos modos se le notaba en las mejillas coloradas.

-No corrí, siempre me pongo colorado cuando te tengo cerca. O cuando tomo ese Cabernet que consigue Jacques en lo de su madre. ¿Cuál de las dos creés que tiene la culpa hoy?- le tiró el perseguidor, quien sabía que no podía evitar ponerse verborrágico en ninguno de los dos estados.

-Gracias por el saco- Patty lo miró y su sonrisa era de un hielo imposible en California y en verano.

No había sido una mala noche, farfulló Kirk tratando de no decirlo al aire, pero plenamente consciente de lo vano de su intento de controlar cualquier cosa. En medio de la charla, antes de la llegada de la barra de San Diego, Patty, a cuento de nada, lo miró un instante y le dijo "no puedo descifrarte", y a Kirk, que si algo no había sido nunca en todo el tiempo que perdió en tratar de conquistarla, fue enigmático o discreto, esa frase le descolocó. Creyó contar treinta posibles interpretaciones que se sucedieron como una catarata en su mente, pero decidió administrarlas para no sucumbir tan temprano.

Más tarde, ya con la fiesta en pleno auge, vio cómo comenzaba una guerra de comida y se apartó del grupo, creyendo que su nula intención de participar lo distinguiría ante los agresores (que se abstendrían de fastidiarlo) y ante la mujer de sus sueños (que miraba absorta al bando más cercano a su mesa y se cubría estratégicamente del contrario); nada de eso, claro está, sucedió como Kirk lo craneó, más bien todo al revés.

En todo eso pensaba cuando una ráfaga de viento llevó a sus fosas nasales el cabello de Patty y ese ramalazo de vigor lo trajo de nuevo al lugar que había buscado, a la oportunidad que veía en sueños cada vez que buscaba las estrellas desde la reposera del deck. Compartir un minuto de soledad con ella, parecía pagar todo el resto de sus días. Vivir una cena con ella, le alcanzaría para no sentir esa sed de beberla a sorbos cortos. Ver su sonrisa le permitiría renunciar a la luz solar del verano de California, y de los inviernos de París, de los otoños de Japón y de las primaveras de Praga. Pero sabía que todo eso era un engaño, una treta vil que alguien se empeñaba en fabricar en su cabeza, de tal modo que eso que tanto ansiaba, duraba menos que el tiempo que tardaba en darse cuenta de que le estaba sucediendo.
Y estaba pasando otra vez.

De modo que le dio el sweater, le pidió ayuda para levantarse de la arena, y cuando Patty le dio la mano, sintió un peso y una suavidad que reconoció enseguida: Cadbury de yogur y frutillas. Esos ojos marrones brillaron más que la luna sobre el Pacífico, y Kirk recibió una orden que, sabía, necesariamente no acataría:
-No me malcríes...

Por qué Patty no podía dejarse querer; dónde y quiénes la habían obligado a desconfiar de todos; cómo podría hacer para demostrarle que lo mejor que les podría pasar a ambos era que, mientras Patty intentara descifrarlo, él se sintiera vivo y realizado complaciéndola; pero sobre todo, de qué manera acabó toda esa gente tirada en el deck, dormidos cual lagartos, como si de un video de Robbie Williams se tratase, eran algunas de las tantas cosas que Kirk, definitivamente, esa mañana, no entendería.